Limpiar tu almacén a veces es una tarea tan complicada, ya sea por el tiempo que tengas sin hacerlo, o la cantidad de cosas que tengas guardadas ahí y es que en ocasiones no nos damos cuenta de que necesita una limpieza profunda, hasta abrir la puerta y sentir el polvo, oler la suciedad, y en el peor de los casos, ver presencia de insectos y roedores.
Pero si evaluamos a profundidad, realmente es una actividad que no debemos dejar pasar por alto. Un depósito o almacén, es ese espacio que te permite guardar tus objetos y artículos de valor, por lo que de verdad requiere estar en ciertas condiciones óptimas, para que puedan brindarte un servicio excelente.
A continuación, conocerás de manera práctica y sencilla, como puedes mantener tu depósito limpio y como evitar que se llene de polvo o acumule residuo.
Despejar el almacén
Como el depósito es, en la mayoría de los casos, un lugar para almacenar tus objetos o pertenencias, lo más probable es que cuando lo vayas a limpiar te vayas a encontrar con que está sucio, desordenado y que tengas que dar una intervención inmediata.
Comienza en principio por vaciar el lugar. Seguro ya habrás almacenado algunas cajas, por eso, sin sacar nada de su empaque, traslada las cajas o donde tengas guardado tus artículos hasta otro lugar donde puedan estar seguros, y que además puedas tenerlos ahí, sin que se te vayan a dañar, mientras tu realizas la limpieza.
Asegúrate de sacar todo y no dejar ni siquiera un objeto pequeño ya que utilizaras agua para limpiar y no querrás que nada se te dañe.
Tampoco te olvides de limpiar el techo.
Sacude el polvo
Si bien sacaste las cajas del almacén y procediste posteriormente a limpiarlo, también es importante que hagas un proceso con las cajas. En este paso ya puedes sacar todo el contenido de las cajas o el protector que hayas utilizado.
Puedes mantener la misma categoría de objetos que ya habías establecido previamente, esto te ayudara a que puedas seguir manteniendo el orden al momento de guardar tus objetos.
Para sacudir el polvo de las cajas, solo debes utilizar un paño de cocina, o una escoba. Recuerda que debes limpiar bien las esquinas de las cajas, porque ahí se almacena bastante suciedad. No vayas a colocar algo húmedo sobre las cajas, puesto que se pueden dañar y afectar también lo que vayas a colocar en el interior.
En cuanto a los objetos, dependiendo del material, puedes pasar un trapo humedecido, o seco, para quitar los restos de polvo y suciedad. Luego, para asegurar mayor protección, puedes envolverlos en papel periódico y ya luego lo guardas en la caja.
Control de insectos
Algo que afecta nuestros objetos cuando los guardamos en un almacén, son los insectos. Por ello, al momento de limpiar tu depósito, realiza una supervisión exhaustiva de cada espacio y rincón.
Lo más frecuente son las telas de araña, que se pueden poner en cualquier sitio. Cuando ya las tengas vistas, puedes pasarle una escoba para eliminar cualquier rastro y luego un trapo húmedo o seco, dependiendo del caso.
También puedes comprar pastillas de naftalina o cualquier otro insecticida que te ayude a combatir a los animales que no son bienvenidos en tu deposito.
Al culminar, guardar
Si ya cumpliste todo el proceso, prestando atención a cada paso, ya estás preparado para volver a guardar cada cosa en su sitio.
Recuerda hacer una revisión final, antes de poder guardar tus cajas, de modo que puedas estar ya totalmente seguro que tu espacio está totalmente libre de polvo y humedad que los pueda afectar.
Un adicional para tu almacén, y que es algo de lo que no te arrepentirás, es poder instalar un aromatizador. No solo te ayudará a mantener la armonía del olor en el depósito, sino que será satisfactorio para ti cada vez que abras la puerta para guardar o sacar algo de ahí.
Como ves, limpiar tu deposito no solo te ayudara a que puedas tener tus cosas en orden y perfecto estado, sino que te brindara la satisfacción de saber que tus cosas están resguardadas de la mejor manera, sin ocasionar graves danos.
Lo que debes recordar es mantener siempre el orden y la limpieza, realizando una supervisión periódica, para evitar que aparezcan telarañas o polvo.